I

El complemento del autoritarismo travestido de caudillismo, es la sumisión y el servilismo. Sin éstos, aquel sería insostenible.

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La lectura es la gimnasia del cerebro.

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El libro es la objetivación de creadores en soledad, a la vez soledad que contiene pluralidad de personajes demandando la compañía de solitarios lectores.

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El poeta tiene en la mano que escribe, el atajo a través del cual escapan en forma de versos, sus mejores sueños.

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El corrupto profesional, sea cual fuere su cargo, una vez corrompe, despliega una política deferencial con sus favorecidos, ubicándolos en puntos estratégico de su red de poder. Estos sienten que deben tributar lealtad a su benefactor, entre otras formas a través del silencio y la obsecuencia.

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Los ángeles sí existen…Sí, en el cielo de las ideas candorosas de quienes creen en ellos.

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El alma al pluralizarse, muta en colectivo de féminas. En ese tránsito y el proceso reversible, se revela su calidad de intersexual.

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Al que llaman progreso, es menester inquirirlo para poner al descubierto su identidad moral, que puede resultar un sumun de inmoralidad.

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El funcionario con responsabilidades de mando, que al referirse a la eficiencia de los suyos, patina en generalizaciones sobre el obrar ineficiente de sus subordinados, sin especificar actores y eventos, sin convocarlos además a sesiones de indagación y contrastación para rectificar, incurre él en flagrante ineficiencia.

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Lo más opuesto a comunidad académica, uno de cuyos escenarios de vida ha de residir en las instituciones educativas, es el modus operandi que no se soporta en la escritura con sentido, que es negación de debate, ausencia de investigación y, de rigor en la reflexión. Sin agenda de transformaciones culturales que afirmen en maestros y discípulos, prácticas y hábitos de estudio, re-creación y convivencia que enaltezcan la condición humana.

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El maestro que eventualmente se desenvuelve en la doble condición laboral -en el sector público y el privado-, y no oculta su orgullo por las realizaciones en el segundo, y del primero es vergonzante, incluso de lo que hace en éste, tiene alma de mercenario gozoso de su propia degradación… y de su menosprecio por los menesterosos, de donde procede.

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Ramiro del Cristo Medina Pérez

Santiago de Tolú, octubre 26 - 2013